Flacidez Corporal
Es la pérdida de la firmeza de la piel, debida a la disminución o debilidad de los tejidos de sostén, como son el colágeno, la elastina o las fibras musculares. Con el paso de los años las proteínas que mantienen la piel firme y adherida sobre los músculos van perdiendo su eficacia.
Este problema lo podemos encontrar no solo en nuestro rostro sino también a nivel corporal, en este último no solamente existe una ruptura de las fibras de colágeno y una disminución en su producción, sino también una disminución de la tensión muscular que aumenta ese aspecto flácido del tejido.
Cuando hablamos de flacidez a nivel corporal, es muy importante determinar qué la está originando, ya que existe una flacidez de tejido o una flacidez muscular. La primera se produce principalmente por una pérdida de la elasticidad de la piel debida a cambios bruscos de peso, trastornos hormonales, etc.
En cambio la flacidez producida por el músculo se debe principalmente a una disminución del tejido muscular, falta de tonicidad, y esta se genera por dietas pobres a nivel proteico o el sedentarismo.
Casi siempre las dos suelen estar presente en todos los pacientes, pero siempre esta una de ellas más desarrollada, es fundamental determinar qué es lo que está generando dicha flacidez para poder determinar cuál es el tratamiento más adecuado o las pautas a seguir a la hora de combatir dicha alteración. Igualmente existen diferentes tratamientos y medidas que nos pueden ayudar a prevenir y combatir dicha flacidez.
Celulitis
Se presenta principalmente en la cara interna de muslos, rodillas, glúteos, abdomen y brazos, dando un aspecto característico de piel de naranja u hoyuelos en la piel.
No existe una sola causa que la genera sino una compleja gama de alteraciones, como son trastornos circulatorios, desequilibrios hormonales, factores hereditarios, estrés psico-emocional, sedentarismo, malos hábitos alimenticios, uso de medicamentos hormonales, tabaco, posturas inadecuadas, etc.
Afecta entre el 85% y el 98% de las mujeres después de la pubertad. Son acúmulos de tejido adiposo que forman nódulos de grasa, retención de líquidos y toxinas. Existen diferentes tipos de celulitis y grados de severidad, entre ellos podemos destacar:
Celulitis blanda: se asocia a hipotonía muscular y flacidez.
Celulitis dura o compacta: la piel tiene un aspecto firme y duro, más frecuente en mujeres deportistas. Es la que responde mejor a los tratamientos.
Celulitis edematosa: es la más severa, existe un aumento de volumen, la piel es fina, se acompaña de sensación de pesadez y malestar en las piernas.
Lipodistrofia: depósitos de grasa en zonas específicas independientes de obesidad, sin alteraciones de la superficie cutánea. También conocida como grasa localizada.
Entre los grados de severidad de la celulitis se presentan 3:
Grado 0: no hay alteraciones de la superficie cutánea
Grado 1: La piel es lisa mientras la persona está de pie o tumbada, pero aparece piel de naranja cuando se pellizca o con la contracción muscular.
Grado 2: la piel de naranja y el aspecto acolchado son evidentes cuando está de pie y sin necesidad de manipulación alguna.
Grado 3: las alteraciones descritas están presentes siempre, junto a zonas elevadas y nódulos.
Para poder tratar la celulitis se debe tener en cuenta que existen varios factores en conjunto que la generan, por lo que el tratamiento debe atender a los factores desencadenantes. Alimentación adecuada, ejercicio físico adaptado para cada persona, activación de la circulación, mejora de los hábitos psico-biológicos.
Hay que destacar que el tipo y grado de afectación de la celulitis juega un papel importante para determinar también resultados y combinación adecuada de tratamientos.
La Radiofrecuencia y el ultrasonido son algunas de las técnicas más utilizadas para su tratamiento. Una adecuada combinación de las mismas nos aporta muy buenos resultados.