Los hemangiomas son tumoraciones vasculares benignas que, si bien pueden estar presentes desde el nacimiento, aparecen en su mayoría durante las primeras semanas de vida. Si la acumulación de vasos sanguíneos es profunda dentro del cuerpo, se puede necesitar una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
El tratamiento depende del tamaño, la localización y la gravedad de los hemangiomas. Generalmente, no se recomienda el tratamiento de los hemangiomas pequeños o los no invasivos, ya que desaparecerán espontáneamente.
Sin embargo, los hemangiomas pueden causar problemas de hemorragias, dificultades respiratorias o en la alimentación, alteraciones en el crecimiento o un deterioro de la visión que quizás requiera una intervención médica o quirúrgica.
¿Cómo se tratan?
Entre las posibilidades terapéuticas tenemos: Los láser (de colorante pulsado, de KTP, de Nd-YAG ...) pueden ser útiles en las fases iniciales de lesiones superficiales y en la porción superficial de un hemangioma profundo. También están indicados en los hemangiomas ulcerados de determinadas localizaciones. Tienen la limitación de la profundidad, ya que ninguno de ellos alcanza más allá de 2-3 mm.
La cirugía está indicada, tan pronto como sea posible, en algunos hemangiomas nasales. Así se evita el desplazamiento y destrucción de los cartílagos y se favorece el desarrollo normal de la nariz.
Los corticosteroides, en inyección intralesional o generalmente por vía oral (dosis de 3-4 mg./kg./día), están indicados en la fase de crecimiento tardío de los hemangiomas muy desfigurantes, con compromiso vital (obstrucción vía aérea) o secuelas visuales (ceguera). En pocos días se comprueba su eficacia, y se deben mantener varias semanas bajo control por un especialista y con la ayuda de otros fármacos, se reducen los efectos secundarios de esta medicación, que son pasajeros.
El interferón se limita a aquellos casos en los que no hay respuesta a los corticosteroides, ya que presenta una mayor toxicidad (parálisis espástica).
Malformaciones vasculares
¿Qué son las malformaciones vasculares?
Las malformaciones vasculares son alteraciones congénitas, que aparecen por una alteración del desarrollo de la vasculatura normal. La alteración vascular está por tanto presente desde el nacimiento, aunque a veces no se detecta hasta edades tardías. Difieren totalmente de los hemangiomas pero se confunden con estos con relativa frecuencia.
¿Qué tipos de malformaciones vasculares hay y cómo se tratan?
Se clasifican en función de tipo de vaso afectado: capilares, venosas, arterio-venosas y linfáticas. En algunos síndromes complejos, como el de Klippel-Trenaunay, están alterados varios tipos de vasos.
El tratamiento de todas las malformaciones vasculares es distinto al de los hemangiomas. En muchos casos la intervención es obligada ya que las malformaciones vasculares no desaparecen nunca espontáneamente y, además, tienden de forma natural a crecer. Aunque en la mayoría de los casos es difícil o imposible eliminarlas por completo, se debe considerar siempre cualquier modalidad terapéutica que mejore la calidad de vida. Se suele combinar el láser con las embolizaciones y la cirugía.
- Mancha en vino de Oporto (angioma plano o malformación capilar)
Es la más frecuente y se observa desde el nacimiento siempre. Aparece una mancha roja o rosada, con una distribución geográfica, más frecuentemente en la cara. Está presente en un 0.3-0.1% de todos los recién nacidos. A veces se asocia a síndromes complejos con afectación ocular y neurológica. Se tratan casi siempre con LÁSER.
- Malformaciones venosas
Están presentes desde el nacimiento aunque en ocasiones no se ven hasta años después. La cabeza y el cuello son las zonas más afectadas, incluida la mucosa oral. Los pacientes con afectación de la vía área pueden tener problemas respiratorios. Las que se localizan en las extremidades, además de la piel, se afectan los músculos, articulaciones y huesos. A veces empeoran tras un traumatismo o con cambios hormonales (pubertad, embarazo). El tratamiento suele combinar el LÁSER, EMBOLIZACIONES Y CIRUGÍA.
- Malformaciones arterio-venosas
Se afectan arterias y venas. Es frecuente que el diagnóstico se demore bastante en el tiempo ya que se confunden a veces con los hemangiomas. Pueden aparecer a cualquier edad, a veces coincidiendo con un traumatismo o cambio hormonal. Se ven como una masa pulsátil, con aumento de la temperatura local, ocasionalmente dolorosa y de consistencia firme al tocarlas. Si sangran o se ulceran se asocia a un pronóstico peor. El tratamiento suele combinar las EMBOLIZACIONES seguidas de la CIRUGÍA.
- Malformaciones linfáticas
Se afectan los vasos linfáticos. Pueden ser evidentes desde el nacimiento, especialmente las formas con un curso más agresivo. La mayoría se detectan durante los dos primeros años de vida. Los sitios más frecuentes de aparición son la cabeza y el cuello. Pueden verse como bultos de gran tamaño o, cuando se afecta la boca, como pequeñas ampollas. El tratamiento suele combinar el LÁSER, EMBOLIZACIONES Y CIRUGÍA.
¿Cómo tratan a los niños con estos procedimientos?
Uno de los tratamientos que realizamos en nuestra unidad es el LASER. Como este procedimiento es doloroso y muchas veces las lesiones son extensas o están en zonas como la cara, se pueden aplicar en los niños con SEDACIÓN. Estos procedimientos son en régimen ambulatorio.
Angiomas infantiles
¿Qué son los Angiomas Infantiles?
Los angiomas, más propiamente denominados hemangiomas infantiles, se clasifican como tumores benignos de origen vascular. Se localizan en la piel y pueden, en ocasiones, estar debajo de ella, ocasionando bultos y deformidades más o menos llamativas.
Los hemangiomas suelen aparecer en el momento de nacer o en las primeras semanas. Durante los primeros meses, hasta los 9 meses aproximadamente, experimentan un crecimiento. Este periodo se conoce con el nombre de fase proliferativa. Es muy importante acudir a una Unidad de Hemangiomas y Malformaciones Vasculares cuanto antes para decidir la conveniencia o no de instaurar tratamiento inmediato. A partir del año comienza la fase involutiva, periodo en el que poco a poco va desapareciendo el hemangioma. Sin embrago hasta en un 50% de los casos esta desaparición no es completa y requiere de algún tipo de tratamiento.
¿Cómo evolucionan?
- Fase proliferativa: dura hasta los 9 meses de edad. Durante este tiempo crecen a veces de una forma muy llamativa. En esta fase aparecen la mayoría de las complicaciones, como la ulceración.
- Fase de involución: puede prolongarse hasta los 7-10 años. El hemangioma va desapareciendo paulatinamente de forma espontánea. A menudo, hasta en un 50% de los casos, quedan secuelas más o menos evidentes.
¿Cómo se tratan?
El fármaco que más se utiliza ahora es el propranolol, un beta-boqueante muy conocido desde hace unos 50 años. La indicación para los hemangiomas infantiles es más reciente, desde el año 2008. También se pueden emplear los corticoides orales o en crema, fármacos como imiquimod tópico y los láseres. En algunas situaciones puede ser necesaria la cirugía, a veces para mejorar las secuelas que dejan ciertos hemangiomas que no han terminado de involucionar completamente. El objetivo debe ser conseguir la máxima mejoría antes de los 3 años de edad, momento en el que empiezan la escolarización y el niño empieza a ser consciente de lo que tiene.
El tratamiento es distinto según el momento en el que se encuentren. La tendencia natural hacia la desaparición completa de forma espontánea ha motivado que la actitud terapéutica más extendida sea “pasiva”, controlando el crecimiento y permaneciendo a la espera de una desaparición o involución espontánea. Sin embargo, la involución incompleta observada en muchos casos, junto a los avances terapéuticos recientes, está motivando un cambio de los médicos frente a estas lesiones hacia una actitud más “activa” y temprana en relación con el tratamiento. Es muy importante el tratamiento precoz para evitar secuelas o complicaciones como las úlceras y desarrollo posterior de