Los materiales de relleno se han utilizado por décadas para reparar hundimientos, imperfección u hoyuelos en la piel ocasionados por perdida de la grasa subcutánea, un ejemplo típico son las ojeras hundidas. Hay material de relleno de larga duración como las micro esferas o bien, de duración media como el ácido hialurónico de matriz de alta viscosidad. Cualquiera de estos materiales es adecuado para este procedimiento. El más indicado para cada caso se determina de forma individual, según preferencias y características personales, en consulta entre el paciente y el dermatólogo.
El resultado es un rostro de apariencia más juvenil y mucho mejor balanceado. Con efecto de muy larga duración. Es un tratamiento seguro y sin contraindicaciones. Se realiza de manera ambulatoria (no hay necesidad de internamiento), con anestesia local y tras un muy breve lapso de recuperación (1 a 2 días con leve inflamación), la persona puede reintegrarse a sus actividades diarias prácticamente de inmediato.
"Un método innovador para el rejuvenecimiento facial consiste en devolver el volumen a su sitio de origen mediante el uso selectivo, mínimo y cuidadoso de materiales de relleno".
Puede combinarse además con aplicación más profunda de ácido hialurónico de larga (aprox. 2 años) o muy larga (casi 3 años) duración, no en forma de relleno de líneas, sino para reposición específica e individualizada del volumen perdido, conservando completamente las facciones naturales, disminuyendo la apariencia de cansancio del rostro. Estos productos naturales también pueden aplicarse directamente en líneas muy marcadas (p. ej. alrededor de la boca y entrecejo) o en hundimientos específicos (p.ej. ojeras o sienes).
Un método innovador para el rejuvenecimiento facial consiste en devolver el volumen que se ha perdido con el paso del tiempo a su sitio de origen mediante el uso selectivo, mínimo y cuidadoso de material de relleno. Este procedimiento mínimamente invasivo logra contornear, reacomodar y perfilar nuevamente la cara, restituyendo las proporciones ideales de distribución del volumen facial.
Existen diversos grados de flacidez facial que van desde muy leve hasta muy severa en donde básicamente hay un cambio anatómico de la disposición del volumen de estos tejidos en menos a mayor medida; mientras que una piel joven conserva el volumen distribuido en la parte superior y media de la cara, una persona de edad avanzada presenta una distribución hacia el tercio inferior de la cara. Esto ocasiona una pérdida del contorno y afilamiento de la cara que se traduce físicamente como vejez.